Hola compañeros, aquí os envío la actividad que yo he elegido. El enlace sobre las actividades que nos ha facilitado María es una mina de oro. Pienso empezar a incorporarlas a mis clases en este semestre, y lo mejor es que a partir de ellas salen infinidad de ideas. Gracias María.
“Pásame una servilleta, por favor.”
-Nombre de la actividad y por qué te gustaría usarla: Pásame una servilleta, por favor.
En primer lugar, me gustaría usarla porque aporta a la clase un ingrediente afectivo y psicológico muy atractivo y del que puede sacarse provecho. Esta actividad permitiría crear un clima de complicidad en el grupo y de aceptación del compañero. Les haría darse cuenta de que pueden contar con el otro dentro y fuera del aula y crearía un ambiente más propicio para el proceso de aprendizaje. En última instancia, entenderían que sus compañeros pueden convertirse en un apoyo crucial; lo que, por otra parte, podría facilitar procedimientos cooperativos y un progreso colectivo.
-Alumnos a los que iría dirigida si la usaras (edad, nivel, contexto educativo, etc.):
Alumnos de español como lengua extranjera desde niveles intermedios en adelante, ya que se requiere cierto dominio de la producción oral libre para la última tarea que es una puesta en común que da sentido a la actividad.
Sería más oportuna su realización una vez comenzado el curso porque ya conocen a sus compañeros. Y yo optaría por hacerla en la parte final de alguna sesión. Puede llevar unos 30 minutos.
-Número de alumnos del grupo:
De seis a doce, aproximadamente.
-Dinámica de la actividad (tipos de agrupamiento):
Los alumnos hacen un círculo con los paquetes de servilletas en medio y, voluntariamente, por turnos y sin decir nada, se levantan, los cogen y los van ofreciendo a los compañeros que elijan según signifiquen los colores: “Así, si ofrece la servilleta roja le está diciendo por medio del pañuelo que necesita o quiere su amistad; si le da la servilleta blanca significa que le pide ayuda. O si le pone la servilleta azul en el hombro, le está diciendo que quiere ser como él.
Una vez que lo ha hecho, vuelve a su sitio y sale otro que hace lo mismo hasta que hayan pasado todos los que libremente lo deseen.”
Al final se hace una puesta en común sobre qué sienten o que impresión les causa tener un determinado color u otro.
-Papel del profesor: (¿Qué hace, qué dice, cómo y cuándo interviene?)
El profesor puede empezar poniendo a los alumnos en círculo. Lo ideal es apartar las mesas y usar las sillas o que se sienten sobre el suelo si no está muy frío y si todos pueden hacerlo. Colocamos entonces los paquetes de servilletas en el centro.
Seguidamente se puede preguntar si saben qué es lo que hay en el medio: cómo se llaman, para qué sirven, por qué creen que las vamos a usar, o para qué, o qué utilidades les darían ellos además de las que tienen. De este modo, después de comentar estas preguntas, estarán más abiertos a entender el uso que les vamos a dar en la actividad.
A tenor de esto, el profesor puede trasladar a sus alumnos el objetivo general de la tarea (cohesionar y facilitar el aprendizaje colectivo) y procede a explicar los significados y las acciones que conlleva cada color ayudándose de la pizarra y rotuladores de los mismos colores que las servilletas.
Otra opción es ayudarse de algún material previamente diseñado, como por ejemplo unas cartulinas del mismo color que las servilletas, donde esté escrito lo que se quiere explicar: Dar esta servilleta = Necesito tu ayuda / Poner en el hombro esta servilleta = Quiero ser como tú,…). Se muestran las cartulinas para que las lean, pasados 15 segundos el profesor pregunta qué creen que van a hacer ahora. Espera respuestas y si no las hay él mismo puede explicarlo apoyándose en un ejemplo práctico.
Durante el desarrollo del ejercicio debe estar a atento a que la actividad se realice correctamente y corregir las actuaciones solo cuando sea necesario y sin interrumpir en lo posible la dinámica (recordemos que los alumnos no hablan, solo actúan. Una música apropiada de fondo ayudaría a la ambientación).
Una vez terminado, el profesor invita a los alumnos a que compartan sus impresiones y sus sentimientos haciendo preguntas del tipo: ¿Qué colores tenéis? ¿Qué creéis que quiere decir que tengáis ese color o esos colores? ¿Qué podéis aportar a vuestros compañeros según ese color? ¿Qué creéis que podéis aportar a vuestros compañeros en general? ¿Qué pensáis que os pueden aportar los demás a vosotros?
Podemos ejemplarizar con un caso concreto si no obtenemos suficientes respuestas y no resulta todo lo productivo que esperábamos: Con un alumno que sepamos que va a responder, -“A” te ha dado la servilleta roja y la blanca, ¿podrías hacer lo que te pide? ¿Por qué crees que te pide eso? ¿Cómo puedes ayudarle? ¿cómo te sientes?...-
1. Riesgo de exclusión: ¿Qué pasa si alguien no recibe ningún pañuelo? Este caso es difícil que se dé, porque, por mis experiencias, he podido comprobar que en los grupos hay una especie de “sinergia solidaria” en este tipo de actividades, por la que los alumnos actúan, consciente o inconscientemente, en favor de un equilibrio.
En que caso de que no sea así, una posible solución sería que pueden elegir de uno a tres compañeros para cada color, pero respetando la regla original de un pañuelo por persona. Por ejemplo, un alumno ha podido ofrecer dos rojas, solicitando la amistad a dos compañeros, tres blancas a otros tres pidiendo ayuda, y una azul a otro compañero diferente.
2. Desde la idea anterior, se pueden agrupar a los alumnos según qué color es el que predomina en cada uno. Así, en grupos por colores deben discutir qué pueden aportar a la clase por la confianza que han delegado en ellos sus compañeros. Después se crean grupos mixtos donde estén todos los colores y el alumno o alumnos de cada color comenta/-n lo que discutieron en el grupo anterior. Por último se realizaría la puesta en común.
3. Puede cambiarse el significado del color de las servilletas para relacionarlo más con la clase de español, por ejemplo.
Ejemplo: Damos la blanca: Si tengo una duda acudo a ti.
Ofrecemos la roja: Me gusta trabajar contigo ¿Quieres ser mi compañero en la próxima actividad?
Ponemos la azul en su hombro: Quiero que me dejes algún material (los apuntes, la última de Almodóvar,…)
Por otro lado, podría incluirse una “sub-actividad” para que determinen los significados que les darían ellos, sin perder de vista el objetivo que se persigue con el ejercicio.
También sería posible cambiar los colores o la acción que se realiza. En el caso de la azul, yo les diría que la pusieran en el hombro de su compañero, mejor que en la cabeza; aunque siempre depende del conocimiento que tengas del grupo, si sabes qué cosas se van a tomar bien y qué puede ayudar o no al desarrollo de la actividad.
4. Podría hacerse una variante con grupos de cuatro o cinco desde el principio y que el profesor los dispusiera. El objetivo sería acercar a los alumnos que normalmente no trabajan juntos o no colaboran entre sí. Esta adaptación traicionaría la esencia voluntaria del ejercicio y manipularía de alguna forma el resultado, pero redirige el objetivo.
Otro aspecto en el que podría conveniente este tipo de manipulación sería para prevenir el hecho de que no salgan suficientes voluntarios, por ejemplo en grupos muy tímidos o con una interrelación muy baja.
Un salud muy grande a todos, estoy por aquí o nos vemos el viernes,
Luis.
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