Y aquí os dejo el caso de un profesor que se planteó cómo mejorar sus clases.
Cualquier idea que se os ocurra para que mejore sus clases, la podéis escribir en comentarios. La semana que viene os diré qué hizo él.
Enseño a un grupo de adolescentes de clase trabajadora que se encuentran en una edad en la que están relativamente poco motivados. Algunos crean problemas en el desarrollo de la clase por el desorden y la poca disposición para hacer las tareas que se les asignan. Es una clase de niveles heterogéneos. Tradicionalmente, mi enfoque para este tipo de clase ha sido el de intentar llevar un férreo control del grupo dándole mucho trabajo que hacer y supervisándolo tanto como puedo, de modo que los mantenga ocupados durante la clase. Pero me siento incómodo con este tipo de enfoque y he decidido probar a ver qué pasaba si cambiaba mi papel en la clase y establecía un sistema de contratos por el cual los alumnos negociarían las actividades en las que trabajaran. Quería saber si esto aumentaría su motivación y reduciría el problema del orden en la clase.
Hola :-)
ResponderEliminarDespués de leer este problema, me imaginé inmediatamente una clase con más de 20 alumnos y en un colegio, así que las respuestas que daré serán pensando en este grupo de estudiantes.
Trabajar con adolescentes es siempre super complicado :-/ ni siquiera ellos saben lo que quieren. ¿Qué cosas se me ocurren? mmm, bueno, creo que si es una clase desordenada, es conveniente identificar a los más desordenados (porque generalmente la clase los sigue) y, en vez de tenerlos en contra, hacerlos nuestros aliados :-) Esto quizás se pueda lograr dándoles responsabilidad en las clases; por ejemplo, ayudandonos a preparar materiales, recortando, borrando la pizarra, pasando la lista, etc. Una vez que este tipo de alumnos están de nuestro lado, es más fácil controlar al resto. Incluso, puede pasar que ellos mismos ayuden al profesor a establecer el orden :-) (me ocurrió a mí).
Otra cosilla que podría funcionar es jugar el rol de estudiante también, abriéndonos más y participando de las actividades como uno más de la clase. Por ejemplo, si hay una actividad de conversación, sentarse unos minutos con cada grupo y expresar nuestras opiniones. Quizás si creamos esa cercanía con nuestros alumnos, serán más empáticos con nosotros y así cooperarán más con nuestro trabajo.
Con respecto a lo metodológico, algo que a mi me funcionaba era explicar los contenidos utilizando los códigos de los alumnops (ej. música de moda, juegos de video, bromas internas del curso, películas de moda, etc.) Todo lo que pudiera causarles gracia, trataba de usarlo y de esa manera les era mucho más entretenido aprender y participaban mucho más. Quizás esto no es nada nuevo para algunos, porque es fácil pensarlo, pero es muy difícil aplicarlo porque demanda mucho tiempo por parte del profesor. Creo que lo más importante es no desanimarse por la desmotivación de la clase y tratar de estar siempre cerca de ellos.
Eso es todo :-)
Nos vemos pronto
Saludos,
Maca
Buenos días a todos,
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con lo que dice Maca y creo que lo ha explicado bastante bien. También pienso como ella que los estudiantes adolescentes pueden ser los más problemáticos, pues quizás tienen menos capacidad de concentración y son más inquietos y propensos a aburrirse enseguida.
El enfoque propuesto de asignarles muchas tareas, mantenerlos ocupados y supervisarles todo el tiempo puede ser el más práctico para el profesor si no quiere que los alumnos le causen demasiados problemas. Pero puestos a pensar más en su aprendizaje y no tanto en que te puedan boicotear las clases, por así decirlo, creo que el cambio de metodología propuesto puede ser más efectivo.
Por una parte creo que sería efectivo tratar temas que les puedan resultar interesantes con respecto a su edad. Me gustó por ejemplo las actividades que vimos en clase sobre qué imaginas de tu compañero. Creo que esta clase de juegos podrían funcionar para despertar su interes a la vez que aprenden.
Me ha gustado también el ejemplo de Maca de hacer que se sientan importantes dentro del aula. Ella ha puesto el ejemplo de estudiantes borrando la pizarra o pasando lista. Creo que es una muy buena idea para que se sientan más responsables y puedan jugar a ser más maduros, así que creo que funcionaría bien.
Creo por último que el profesor debería adoptar una actitud cercana al estudiante, integrándose en los grupos de trabajo e intentando despertar su confianza poniéndose en el papel de estos estudiantes y de su edad. En definitiva mostrar empatía y crear lazos de confianza.
Esta sería en definitiva mi pequeña reflexión
Nos vemos en las clases
Saludos,
Iván
hola buenas!!
ResponderEliminarLos comentarios de mis compañero me parecen muy buenos, pero pensando un poco más he recordado la película de Mentes peligrosas, y como Michelle Pfeiffer se enfrenta a un grupo de estudiantes problemáticos. Nuestros alumnos no serian problemáticos en ese sentido, pero si una cosa queda clara en la película es la falta de motivación que tienen todos y como ella se va valiendo de diferentes técnicas para conseguir atrapar su atención y hacerles interesarse por lo que hacen.
Evidentemente no vamos a estar regalando chocolatinas a nuestros alumnos, pero se me ocurre que se podrían crear grupos entre los estudiantes, y hacer juegos o competiciones entre ellos, en plan... a la hora de hacer actividades, que grupo lo hace antes, o quienes tienen hechas las tareas del día anterior, que grupo tiene más respuestas correctas a las preguntas, si se da una explicación de la lección, hacer preguntas para ver si los alumnos lo han comprendido y a ver que grupo las contesta más rápidamente etc, e ir dándoles mini puntos y llevar una contabilidad mensual para ver quien es el ganador.
Es como en las películas de Harry Potter y el concurso este de las casas, ver quienes consiguen más puntos y darles algún tipo de recompensa, y cada cierto tiempo cambiar los grupos para que todos los alumnos estén motivados con su nuevo grupo y se ayuden unos a otros.
Puede parecer una tontería, pero yo lo hice en unos campamentos hace años, y la verdad que ayuda bastante. Y creo que a esas edades las ganas de competir y demostrar a los demás que son buenos y que pueden ganar son bastante fuertes. Claro está que tendríamos que hacer los grupos con cabeza, para que los alumnos más motivados coincidan con los menos motivados y así pueda contagiarse esa competitividad incluso dentro del grupo mismo.
De momento es lo que se me ocurre, y creo que podría aplicarse a casi todas las actividades de una clase, o eso creo jajaja.
Nos vemos el viernes
¡Hola a todos!
ResponderEliminarEn un principio, ante la temática planteada estoy totalmente de acuerdo con la opinión de mis compañeros. Creo que para tratar la situación de desmotivación por parte de los alumnos es importante hacerles saber que están aquí para aprender, saber tratarlos sobre todo psicológicamente y estar lo más cercano posible a ellos. Por lo tanto me parece interesante la opción de Maca de darles responsabilidad y "ponerlos de nuestra parte", ya que esa confianza les puede ayudar a pasar las clases divirtiéndose.
También hacer mención al trabajo en grupo y al trato cercano sobre cada uno de ellos, para darles entender que tienen que tener confianza en tí y no mostrarse hostiles en ningún momento.
Me estoy dando cuenta a lo largo de este curso que la psicología es una parte importante del juego de la enseñanza, por lo que las actividades propuestas por Noelia de competición entre grupos e ir mezclándolos cada cierto tiempo también me parece muy interesante.
En mi opinión, cualquier actividad que ayude a la cooperación entre alumnos y profesores es totalmente válida, ya que un clima adecuado de aprendizaje es imprescindible para llevarlo a cabo.
Sin nada más que decir, un saludo a todos
José Luis
Hola a todos!
ResponderEliminarLa problemática de los alumnos adolescentes es muy compleja, y muy variable...como lo son ellos. Se trata de cursos que deben ser muy dinámicos, en constante fluir de ideas y tenemos que estar preparados para afrontar sus cambios de humor, energía, interés, etc.
Hay dos temas importantes:
1. Nuestros estudiantes en muchos casos no tienen conciencia de por qué quieren asistir a clase, y no tienen claro que les vaya a ser útil en el futuro. Digamos que están demasiado dentro de la problemática y no ven bien el conjunto de la actividad. Ahí es donde el profesor debe actúar e intentar dirigir (sin manipular) el rumbo de la clase
2. Los adolescentes sienten que nadie les respeta, ni les escucha. Piensan que su opinión y sus intereses distan mucho de la realidad de las materias que estudian.
Con estos dos puntos claros, creo que hay que intentar integrar al alumno en el espíritu de la clase...y me parece que una buena técnica para el profesor sería intentar la táctica un tanto opuesta a la que el profe venía acostumbrando realizar. Me explico, en lugar de mantener un orden férreo de la dinámica de la clase yo optaría por intentar relajar un poco el tono. Se puede hacer en un principio una actividad que saque al grupo de la clase (sin exagerar tampoco) y que naturalice el contexto de la enseñanza. Yo optaría por ejemplo por llevarlos a un campo de deportes y realizar alguna actividad de equipo. Primero nos sentamos todos, hablamos, dialogamos y después hacemos dos o mas equipos y competimos un poco pero con un sano espíritu. Después terminamos la clase y reflexionamos en conjunto sobre todo esto.
Con adolescentes el tema es complicado porque los profesores tienen o tenemos problemas a veces en marcar su autoridad y muchos tienen miedo a que si relaja la guardia se lo comerán. Lo más fácil es ser duro o no serlo para nada...lo más difícil es guiar por el ejemplo y que los alumnos confíen en tí. Lo más importante es que ellos sepan que tu haces tu trabajo y que al mismo tiempo los escuchas.
Todo esto sólo se logra con tiempo y paciencia. Y sobre todo con mucha ilusión y ayuda de las jefaturas.
Los ejemplos y comentarios reflejados aquí por mis compañeros son todos muy útiles y geniales. Las dinámicas de grupo, el enfoque por tareas y la negociación del significado que hemos estudiado en el curso muestran las vías y direcciones necesarias para la eficacia de la enseñanza, mientras que el modelo antiguo del profesor que suelta el input y se marcha a casa era de más complicada realización y su eficacia no muy real.
Un saludo!
Pablo
Gracias por vuestros comentarios. Habéis aportado puntos de vista creativos y válidos.
ResponderEliminarOs dejo ahora lo que hizo el profesor que se encointró en esa situación y sus reflexiones:
Planificación
Decidí establecer un compromiso entre cada alumno y yo, que cubriría tanto aspectos del texto que los alumnos tuvieran más interés en desarrollar (por ejemplo, escritura, gramática, lectura, audición, producción oral) como la manera en que les gustaría que se evaluara su aprendizaje. En la primera mitad de la clase, enseñaría a todo el grupo durante quince minutos. El resto del tiempo los alumnos trabajarían individualmente, por parejas o en grupos, en las tareas que ellos mismos hubieran seleccionado. Tuve que idear tareas suplementarias para que muchos de ellos trabajaran en las opciones que habían escogido.
Acción
Presenté el sistema de contratos y expliqué a la clase cómo funcionaría. Fabriqué un póster que puse en la pared y que enseñaría lo que cada uno estaba haciendo en cada momento. Una vez que el sistema se puso en marcha, fue bastante bien. Aunque la clase era muy ruidosa, los alumnos se fijaban más en sus tareas y yo iba de un sitio a otro ayudando a alumnos individuales o a grupos. Los alumnos parecieron apaciguarse y dedicar menos tiempo a molestarse unos a otros.
Observación
Creo que el sistema de contratos aumentó de verdad la motivación de los alumnos porque eran ellos los que decidían qué hacer y me veían a mí como facilitador.
La mayoría de los alumnos sacaron buenas notas en las tareas en las que pidieron ser evaluados. Les repartí una hoja de comentarios para ver qué pensaban acerca del sistema de contratos. Los comentarios fueron bastante positivos.
Los alumnos dijeron que les gustaba poder elegir lo que querían hacer en cada clase y saber de antemano lo que se les iba a pedir.
Reflexión
He aprendido cómo tratar de manera más eficaz con los alumnos que una vez consideraba problemáticos. También he aprendido que los alumnos trabajan mejor si se les suministra más información sobre lo que aprenden y cómo lo aprenden. De todos modos, los alumnos todavía necesitan a alguien que les guíe al escoger sus opciones y administrar su tiempo. He descubierto que para que el sistema de contratos salga bien tengo que cambiar mi papel en la clase. Prefiero mi nuevo papel de facilitador y no actuar siempre como un policía.